Introducción grupal
Introducción grupal
Desde una perspectiva crítica, el marco legal colombiano presenta limitaciones evidentes para el desarrollo profesional y justo de las terapias naturales. Las leyes nacionales, aunque han reconocido parcialmente estas prácticas, aún no garantizan su inclusión en el sistema de salud ni el respeto por los saberes ancestrales. Como estudiante de Seguridad y Salud en el Trabajo, identifico que esta normatividad desfavorable también restringe el uso de enfoques integrativos que podrían fortalecer el bienestar laboral. Este blog busca visibilizar esos vacíos y proponer la necesidad de una regulación más justa, coherente y culturalmente sensible.
Desde hace un tiempo he notado que las normas que regulan las terapias alternativas no ayudan mucho a que estas se integren bien en el sistema de salud. Al contrario, parecen complicar el trabajo de quienes ejercen estas prácticas, pues exigen títulos, certificados y licencias que muchas veces son difíciles de conseguir, sobre todo para quienes vienen de una formación más tradicional o autodidacta. Además, parece que se da más reconocimiento a médicos o profesionales convencionales que usan estas técnicas, pero se deja de lado a los terapeutas alternativos. Creo que esto limita las oportunidades para que estas terapias crezcan y se fortalezcan, y hace que sea más difícil para las personas encontrar otras opciones de cuidado de la salud.
A esto se suma que, en muchos países, las normas para que estas terapias tengan cobertura por parte de los seguros o del sistema público de salud son bastante restrictivas. Generalmente, se exige que los tratamientos sean realizados por médicos para que puedan ser reembolsados, lo que deja fuera a quienes llevan años practicando estas terapias de manera independiente. Además, la formación y enseñanza de estas prácticas varía mucho de un país a otro, con opciones muy limitadas en algunos casos y en otros donde solo se permite a médicos especializarse en ellas. Esto crea un ambiente donde la regulación parece más enfocada en proteger ciertos intereses que en realmente reconocer y aprovechar los aportes de las terapias alternativas. Por otro lado, aunque todavía hay pocos estudios que demuestren con claridad la eficacia de muchas de estas terapias, eso no significa que sean inútiles o que no ayuden a la gente. Muchos pacientes sienten que estas prácticas les mejoran la calidad de vida o les ayudan a sentirse mejor, y creo que eso también merece ser tenido en cuenta. La poca investigación que existe sobre las normas para las terapias alternativas hace que no se les dé el mismo valor que a otras áreas de la salud, y pienso que esto limita el crecimiento de este campo y la posibilidad de que más personas puedan beneficiarse de sus enfoques.
En Colombia y el mundo los sistemas de salud han implementado normatividades para mejorar la calidad en uso y disposición de la salud, por estos es importante además de conocer la terapia, dar un recorrido por el mundo de la normatividad que las regula, esto nos permite pensar que estas son un medio seguro al momento de aplicarlas, pues sabemos que el estado está en constante manejo y control de estas terapias y medicinas, evitando que sean mal utilizadas.
Las Medicinas y Terapias Naturales (MTN)
constituyen un componente esencial de las culturas y cosmovisiones de numerosos
pueblos alrededor del mundo. Desde tiempos ancestrales, han sido empleadas para
preservar la salud, tratar enfermedades y restablecer el equilibrio físico,
mental y espiritual de las personas. Sin embargo, en el contexto de los
sistemas de salud modernos, estas prácticas han sido frecuentemente marginadas
o deslegitimadas, a pesar de su vigencia, efectividad en muchos casos y
profundo arraigo cultural. Esta exclusión no solo representa una pérdida para
la diversidad terapéutica, sino también una forma de violencia epistémica que
niega el valor de otros saberes.
En las últimas décadas, organismos
internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) han instado a
los Estados a reconocer y regular las MTN como parte de una estrategia para
fortalecer la atención primaria en salud y responder a las necesidades
culturales de las poblaciones. No obstante, en países como Colombia, la
integración efectiva de estas prácticas continúa siendo limitada, y los
pacientes que desean acceder a ellas enfrentan múltiples barreras: legales,
económicas, geográficas, sociales y simbólicas.
Uno de los principios fundamentales que se ve
comprometido en este escenario es la autonomía del paciente, entendida como el
derecho a decidir libremente sobre su cuerpo, su salud y el tipo de tratamiento
que desea recibir. Aunque leyes como la Ley 1751 de 2015 consagran la salud
como un derecho fundamental autónomo e irrenunciable, el ejercicio pleno de esa
autonomía está condicionado por factores estructurales como la pobreza, la
desigualdad de género, la ruralidad y la discriminación cultural. A ello se
suma un sistema de salud que muchas veces opera bajo un enfoque paternalista y
excluyente, sin formación suficiente sobre enfoques interculturales ni
conocimiento de las normativas que protegen las prácticas tradicionales.
Este texto se propone reflexionar sobre la importancia de integrar las MTN en los sistemas de salud desde un enfoque que respete los derechos culturales, la autonomía del paciente y la protección de los saberes ancestrales, reconociendo los desafíos que aún persisten para su implementación efectiva. A través del análisis de marcos normativos, éticos y sociales, se argumenta que la integración de estas prácticas no solo es necesaria, sino urgente, en la construcción de un sistema de salud más justo, plural e inclusivo.
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